La Sagrada Escritura comienza con la creación y unión del hombre y la mujer y termina con “las bodas del Cordero” (Ap 19: 7, 9). La Escritura a menudo se refiere al matrimonio, su origen y propósito, el significado que Dios le dio y su renovación en el pacto hecho por Jesús con su Iglesia.

El hombre y la mujer fueron creados el uno para el otro.

Con su matrimonio, la pareja es testigo del amor conyugal de Cristo por la Iglesia. Una de las Bendiciones Nupciales en la celebración litúrgica del matrimonio se refiere a esto al decir: “Padre, has hecho de la unión de un hombre y una mujer un misterio tan santo que simboliza el matrimonio de Cristo y su Iglesia”.

El sacramento del matrimonio es un pacto, que es más que un contrato. El pacto siempre expresa una relación entre personas. El pacto matrimonial se refiere a la relación entre el esposo y la esposa, una unión permanente de personas capaces de conocerse y amarse entre sí y a Dios. La celebración del matrimonio es también un acto litúrgico, que se lleva a cabo apropiadamente en una liturgia pública en la iglesia. Se insta a los católicos a celebrar su matrimonio dentro de la liturgia eucarística.

~ del Catecismo Católico para Adultos de los Estados Unidos| en inglés